Ayer domingo 1 de mayo actué en la plaza de San Bartolomé de Logroño, presentando mi última pieza para directo titulada Drum-a, juego de palabras entre drum -batería- y drama.
Creo que podría definirse un entremés dadaista, un ready made en el que he usado partes originales del libreto de la ópera Le grand macabre de Gyorgy Ligety y partes de canciones de grupos heavy como Iron Maiden, Sepultura, Motorhead, etc.
He inventado una historia original, tejiendo el nuevo texto alrededor del libreto: en Drum-a Hans es un joven escritor que intenta invocar a Satanás para venderle el alma, pero el conjuro sale mal a causa de sus flatulencias e invoca a 
Nekrotzar (personaje de Le grand macabre), que trae el fin del mundo. Sin embargo, consigue emborracharlo y Satanás llega. Al cobrarse su alma, convierte a Hans en un funcionario de Cultura que se encargará de recortar los presupuestos para las artes.
Durante el entremés, de una media hora de duración, interpreto el texto y toco la batería, instrumento que caracteriza los momentos de diálogo de Nekrotzar. Un DJ, en este caso el DJ Gunperro, pone las canciones y las partes de la ópera según prevé el guión.
El escenario para el que he escrito esta pieza es la instalación «Alexander platz» que se ve en la foto, una maqueta esencial del Teatro Real de Madrid realizada por el arquitecto Javier Dulín, en ocasión del festival «Concéntrico».
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