Nueva edición de ¡MATADME!


Portada Matadme Click Ediciones¡Matadme! cambia de editorial. El nuevo sello digital Click Ediciones (Planeta) se encarga a partir de ahora de su difusión.

La novedad principal es la disponibilidad del ebook en todas las plataformas de venta españolas, además de llegar a EEUU y a Sudamérica.

Si eres de Kindle, aquí tienes el enlace para comprar el libro en Amazon.es

Si eres de biblioteca digital, puedes ir a Nubico.

Si eres de Casa del Libro, no te preocupes: ¡Matadme! seguirá estando en esa plataforma también.

 

Sobre el caso «¡Matadme!» (parte 2)


novela matadme portadaMi reportaje alrededor de los hechos que han dado origen a la novela ¡Matadme! sigue el rastro de sus protagonistas.

Tras hablar cinco minutos con el autor, Valerio Cruciani, hoy puedo tener el placer de publicar otra entrevista, sin duda más productiva e interesante, con el investigador del caso: Quique Tárrega.

Este joven policía de unos treinta años de edad, tiene todas las del sabueso que nunca se rinde hasta dar con su presa. Su olfato le obliga a seguir cada rastro, cada pista, cada pequeño indicio del crimen, hasta resolver el entuerto.

Muy animado por el hecho de que un periodista le entrevistara, Quique Tárrega no ha escatimado detalles: desde el día en que apareció el anuncio, sintió que algo oscuro y peligroso estaba a punto de ponerse en marcha. La curiosidad por descubrir quién podría haber gastado una broma tan pesada le puso en marcha, contrastando con las órdenes directas de su ex superior.

Admite que al principio se sintió muy solo y tuvo que actuar en secreto. Hasta que encontró en Lola Escudero una compañera inteligente y de confianza, que se unió a la investigación.

Quique Tárrega es un chico modesto y humilde, que hace de su trabajo una misión al servicio del ciudadano, y que ha quedado profundamente impactado al ver cómo el anuncio del suicida puso del revés Madrid y a medio país.

Cuando le pregunto por Valerio Cruciani, abre los ojos y se agita en su silla. Asegura que intentó quitárselo de encima desde el primer momento, que nunca le dio autorización para seguirle en suinvestigación, ya que su falta de discreción y su impertinencia han puesto en peligro su trabajo y su vida en más de una ocasión.

Intentó arrestarle, plantarle cara, dejarle a un lado, quitarle el saludo, apuntarle con una pistola, subirlo a un taxi hacia las afueras… Pero no servía de nada: siempre volvía. Tárrega dice que en varias ocasiones entorpeció la investigación, y que estuvo a punto de perder el rastro del culpable. Sin embargo nunca se rindió y tras aprender a ignorar esa presencia molesta, empezó a juntar las piezas del rompecabezas, hasta dar con la solución del caso.

Hoy disfruta de su nuevo trabajo en la Policía y vive para limpiar las calles de Madrid de todo tipo de crimen, contando aún con la ayuda de su fiel compañera, Lola. Cuando le he preguntado sobre cómo se ha sentido al leer ¡Matadme!, su respuesta ha sido un largo silencio seguido por cinco palabras: “Prefiero no hablar del tema”.

Eladio Pérez – Periodista (imaginario)

Sobre el caso «¡Matadme!» (parte 1)


novela matadme portadaEspaña ha conocido en los últimos meses un escalofriante crescendo de sucesos de consecuencias imprevisibles. La realidad ha vuelto a superar a la ficción.

Todo por culpa de un anuncio y de su autor, un hombre al que todavía este periodista no ha podido entrevistar. Sin embargo, tras seguir el rastro de los eventos contados en esta novelucha, he tenido el placer de encontrarme con dos de sus protagonistas: el autor y el investigador, Quique Tárrega.

Empiezo por el autor: un tal Valerio Cruciani, un italiano que parece estar interesado en lo sórdido, un autorzuelo de tres al cuarto que ha buscado una aguja en el gran pajar de España, poniendo en evidencia los aspectos más grotescos (y que quizás no son de fiar) de esta historia a la que todavía me cuesta creer.

He tenido con él una breve cita. Parece uno de esos escritores que se hacen los interesantes. Un tipo que contesta al teléfono solo una vez por semana, los martes de 10:00 a 14:00 para ser exacto, y que me concedió la entrevista después de haber estado persiguiéndolo durante meses y previo pago de una pequeña suma de dinero.

Su piso es el resumen del caos: un gato que deja rastros de su presencia por todos lados, hay libros y ceniceros llenos por doquier, reproducciones de cuadros y retratos de amigos suyos colgados en las paredes y una despensa en la que solo hay pasta, y nada más.

Tras asegurar que esa pasta se la envían sus admiradoras desde todos los rincones de Italia, limpia muy por encima un viejo y grimoso sillón del año catapum para que me siente allí. Valerio Cruciani, tras su barba espesa como maleza y sus gafas con cristales de vitrocemento, no es un gran hablador.

Dice que puede dar fe de todo lo que se cuenta en su novela, ¡Matadme!, y que empezó a seguir el rastro del autor del anuncio el día mismo en el que lo leyó en el periódico. Cruciani, cual Richard Castle de Madrid, se pegó enseguida al costado del policía Tárrega, su Beckett particular.

No dio crédito a sus ojos cuando vio montarse todo ese lío por un simple anuncio. El escritor asegura que la investigación fue de lo más emocionante que ha vivido hasta ahora, pero que también le dejó marcado ver cómo tanta gente se puso del lado de la muerte.

Al cabo de un rato me dijo que se había cansado ya de mi entrevista y me obligó a levantarme. Un segundo antes de empujarme fuera de su piso, conseguí una última declaración: “Ciertos secretos morirán conmigo. Quizás no pueda sentarme nunca más delante de un teclado”.

¿Serán estas sus últimas palabras?

Eladio Pérez – Periodista (imaginario)

«¡Matadme!» en 13 preguntas (parte 3)


¡Matadme!Esta es la tercera y última parte de la entrevista sobre ¡Matadme!  realizada, a petición de la editorial, con motivo de la publicación de la novela.

En tu novela están muy presentes los medios de comunicación, y tiene un peso específico el deseo de crear un espectáculo alrededor de un drama humano. ¿Realmente tienes esa idea sobre la comunicación actual?

En ¡Matadme! aparecen periodistas, algunos de ellos manipuladores y arribistas, otros sencillamente sensacionalistas. Si hubieras vivido en Italia en los últimos veinte años, podrías entender por qué veo las cosas de esta forma.

En la novela, todo empieza por un anuncio publicado en un periódico de tirada nacional. Es decir, es el mismo autor del anuncio que busca provocar a la opinión pública. Es lo que necesitamos todos si queremos que nos tomen “en serio”. Lo que suele significar que van a manipular nuestra imagen.

Me fascina el mundo del periodismo en general, aunque creo que hoy en día no gozamos de una buena calidad informativa. A nadie se le escapa que todo lo que es comunicación se ha convertido en espectáculo y entretenimiento.

Decía una periodista estadounidense que no es verdad que nos dan lo que queremos, los medios nos dan lo que ellos quieren que queramos. En este sentido, en ¡Matadme! he sido justo, porque los medios se mueven solo cuando ven que, detrás del anuncio, hay una noticia y que se puede hacer negocio con ella. Que el tipo muera o no, no es problema suyo.

En tu novela no hay mucha presencia de personajes que sean políticos, es más, el lector se da cuenta de su ausencia y despreocupación. ¿Qué piensas de la clase política?

Simplemente, que es una casta ausente y despreocupada.

En la novela pones a todos los personajes en situaciones límite y parece que quieres ver cómo reaccionan. ¿Es una forma para conocerlos mejor?

Es mi forma de escribir. Tengo esta constante en todas mis historias: pongo a mis personajes en situaciones extraordinarias, porque solo así puedo obligarles a actuar fuera de lo previsible. Un pez se retuerce solo si lo quitas de su habitat. Un moratón duele solo si lo aprietas. De la misma manera, un personaje vive solo si lo obligas a conocer sus miedos y sus límites, y a enfrentarse a ellos.

¿Tú crees en la magia y en el azar?

Todavía no, pero me lo estoy planteando.

¿Con qué personaje te ves más identificado? ¿Y con cuál menos?

Seguramente tengo cosas en común con Walter, el escritor: tan intelectual y al mismo tiempo tan ciego. También me sentía cómodo en la piel de Quique, el protagonista, un poco pringao y oportunista; una persona normal, en el fondo. Los que más se alejan de mí son sin duda el comisario Nieto y la concejal, dos monstruos tan desgraciadamente comunes en nuestra época.

¿Al final lo matan?

¿En serio pretendes que te conteste?

Solo puedo decir que, cuando hayas leído el libro, no des crédito ni siquiera a lo que crees haber entendido. No te cierres. Un libro no acaba con la palabra «fin».

«¡Matadme!» en 13 preguntas (parte 2)


Retrato de Valerio Cruciani © Mario Pagano

Retrato de Valerio Cruciani © Mario Pagano

Esta es la segunda parte de la entrevista sobre ¡Matadme!  realizada, a petición de la editorial, con motivo de la publicación de la novela.

En la novela tratas temas candentes en España, ¿crees que alguien se puede sentir molesto u ofendido?

Puede que sí, puede que no. Lo que queda claro es que no escribí esta novela para ofender a nadie. Para eso puedes llamarme al móvil a las 8 de la mañana. Si alguien se ofende al leer ciertas cosas, probablemente es porque no entienden mi sentido del humor. ¿Qué le voy a hacer?

De todas formas, sentirse molesto no es malo, al contrario: abre puertas al debate y a la autocrítica, los cimientos de la filosofía. No busco provocar enfado ni rechazo, ni mucho menos. Quiero que el lector se lo pase bien y que, al ver España a través de mi perspectiva, se ría y piense un poco.

¿Te has inspirado en alguien a la hora de crear los personajes?

Solo algunos. Quizás Lola Escudero, la policía amiga de Quique, puede considerarse un resumen de mi idea de las chicas españolas. La concejal sí se inspira en unos personajes públicos reales, pero no diré aquí sus nombres. Me gustaría publicar más libros.

El director y el montador de cine se inspiran un poco en mis amigos que trabajan en ese mundo, son un pequeño homenaje a esos creativos que se pasan más de la mitad de su vida encerrados en habitaciones oscuras.

El personaje del escritor surgió a partir de un pintor que conocí hace muchos años en mi pueblo, un tipo un poco raro, que vivía como un franciscano.

¿Cómo se siente un extranjero escribiendo en español sobre un país en el que no ha nacido?

Un idioma se aprende mejor cuando, por la razón que sea, tenemos el deseo de empaparnos de la cultura que representa. El escribir directamente en español ha sido un desafío, y lo sigue siendo cada día. Este idioma es también mi conexión con el país. Con esto quiero decir que, aunque es verdad que no nací en España, he vivido tantas experiencias aquí que ya casi no me siento extranjero. Trabajo aquí (cuando hay trabajo), sufro la crisis aquí, pago aquí mis impuestos, veo y critico Italia desde aquí… Es natural que desee manipular mi experiencia de España y de Madrid en lo que escribo.

-sigue-

«¡Matadme!» en 13 preguntas (parte 1)


¡Matadme!Con motivo de la publicación de mi novela ¡Matadme!, la editorial me pidió una entrevista (todavía inédita) en la que explicara las claves de la misma. Esta es la primera parte de lo que salió de mi conversación con mi colaboradora Marian Ariza.

¿Cómo se te ocurrió la idea de empezar una novela con ese anuncio?

Al principio tenía claro que lo que quería escribir era una novela policíaca divertida y original. Necesitaba algo potente y disparatado, improbable, casi inverosímil, para subir muchísimo la apuesta. Quería escribir uno de esos comienzos que te atrapan desde el principio, que te hacen preguntar ¿y ahora el autor cómo va a resolver esto?

¿Por qué una novela policíaca?

Para mí es el género literario más divertido de escribir. Tienes un misterio que resolver, tienes que ofrecerle suspense al lector y crear una atmósfera envolvente. Al mismo tiempo, es el género que más libertad te da a la hora de criticar la sociedad en la que se desarrolla la historia, y aunque no lo parezca a veces, puedes ahondar en las miserias y en las virtudes de la naturaleza humana, gracias a los personajes y a las tramas que creas.

Sin embargo, y esto es importante para mí, no soy un escritor de género. Lo que quiero y busco es escribir y punto, crear historias más allá de los géneros y de sus reglas. Me aburro enseguida cuando sé que estoy leyendo algo previsible, algo que respeta los cánones. ¡Matadme! es mi visión de la novela policíaca: rompo las reglas del género minándolas con humor y otros recursos.

La realidad hace lo mismo con nosotros, ¿no? Nos desplaza y desconcierta constantemente.

¿Por qué en una sociedad tan informatizada como la nuestra te has decidido por la fórmula del apartado de correos?

Al principio, fue por un mero hecho técnico: parece una paradoja, pero hoy en día es mucho más fácil mantenerse en el anonimato usando viejos métodos de comunicación. Cualquiera puede llegar al remitente de un correo electrónico. Y esto me llevó a reflexionar sobre este mundo conectado. Un mundo en el que ya no tienes derecho a la privacidad, por mucho que hagan leyes sobre el tema. Me refiero concretamente al derecho al secreto y al anonimato, a moverse en la oscuridad, a hacer las cosas sin compartirlas, sin que nadie se dé cuenta, el derecho a hacer planes y maquinaciones (para bien y para mal). No soy un conservador y no digo que ahora sea mejor o peor. Solo digo que hay que darse cuenta de cómo cambia el mundo en el que nos comunicamos y vivimos.

¿¡Matadme! representa tu visión de la sociedad actual?

No del todo. Digamos que he sacado mi lente de distorsionar: gracias a sus reflejos puedo ver (imaginar) lo que hay entre los pliegues de la realidad, lo que hay debajo de la piel opaca de las cosas y de las personas. ¡Matadme! representa la realidad como creo que es, aunque no llegue a manifestarse de esta forma. Pero cuidado, no voy a erigirme en juez: yo formo parte de esa misma realidad. La escritura ofrece un punto de apoyo en el que elevarme unos minutos, observar, y volver a bajar para seguir en la misma realidad de antes.

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El origen de «¡Matadme!»


¡Matadme!Todo empezó hace exactamente un año. Un día de esos en los que sientes que puede pasar de todo, decidí empezar esta novela. Me lo planteé como un reto: «en tres meses quiero escribir una novela completa y quiero que se publique en España», me dije.

Llevaba ya dos y media escritas, una de ellas estuvo a punto de publicarse en Italia, pero nunca vio la luz. Tras muchos años buscando y escribiendo, estaba a punto de tirar la toalla. La escritura es una lucha extenuante, sobre todo si lo tienes todo en contra: la crisis, los problemas y las rabietas del mundo editorial, el idioma, tú mismo.

La idea de ¡Matadme! surgió en forma de chiste sardónico mientras paseaba con mi novia por las calles de A Coruña. Era tan malo y tan absurdo al mismo tiempo, que tomé nota de ello en mi libreta y, al cabo de un rato, se me olvidó con la misma rapidez con la que se me ocurrió.

Pasaron unos meses. Volví a leer esa nota y el chiste me iluminó, contenía el germen y el título de la que podía ser mi novela: ¡Matadme!

Todo apuntaba a la típica apuesta apocalíptica en un contexto apocalíptico. Pero no de los que van de moda ahora, con su glamour de película palomitera, ni de esos Apocalipsis sacados de alguna Biblia apócrifa, ni de las de zombies que tanto me gustan.

Mi novela tenía que representar, con una sonrisa distorsionada, el reino de la muerte en el que vivimos. Tan absurdo, injusto, ridículo, apremiante. Un fin del mundo metafísico y moral, sin simbologías ni eventos catastróficos, mediocre como son mediocres nuestros tiempos. La catástrofe es la que llevamos dentro. La que yo mismo llevaba dentro cuando escribí ¡Matadme!

Así que me puse a la tarea: tres meses de escritura pura y dura, y un esquema de capítulos y personajes que crecía delante de mis narices. Y decía: esto o me lo publican a la primera o me llaman loco. O las dos cosas a la vez, todo puede ser. Y así fue, efectivamente.

Temas de debate: ¡Matadme! – 5


¡Matadme!Bueno, hemos llegado al fin de semana, y os dejo con este último comentario. Si queréis, yo sigo disponible para hablar de todo lo que os parezca sobre la novela (estructura, estilo…).

Una de las características principales de la novela negra es su capacidad para ofrecer una crítica de la sociedad. ¡Matadme! es fiel a este principio, aunque lo hace con un tono casi desenfadado, de comedia absurda.

Reconozco que la sociedad española en su conjunto no sale muy bien parada. No es maldad. Creo que hace falta hablar de las cosas, posiblemente con ironía, con una sonrisa que le quite hierro a los asuntos supuestamente “serios”, porque de seriedad se puede morir… Por ejemplo, todas las referencias a la casualidad, a la magia y a las masas de ciudadanos que se reúnen en Madrid desempeñan en parte este papel, así como diálogos y escenas especiales.

Me gustaría saber qué pensabas mientras ibas leyendo, qué reacciones te han provocado los personajes, si te reías o si te has enfadado, si has sentido rechazo por lo que leías o si se te han ocurrido ideas nuevas.

¿Dirías que ¡Matadme! es una novela sobre la crisis?

Un saludo,
Valerio.

Temas de debate: ¡Matadme! – 4


matadme club de lecturaBuenos días, seguimos con nuestro repaso de los personajes más peculiares y discutidos de la novela.

La concejal, un personaje político de un pequeño ayuntamiento del interior de España, que ve en todo el asunto del anuncio la oportunidad perfecta para ponerse en evidencia, para hacer algo importante en su carrera política, algo que la ponga en el centro de la atención mediática y que, por supuesto, le permita dar el salto dentro de su partido.

Este personaje no se preocupa en absoluto por lo que está viviendo ese anónimo autor del anuncio, le da exactamente igual que sufra, que muera o que viva… Mientras que todo esto pase en su pueblo.

Y un poco en la misma línea se mueven los personajes catalanes, con su lucha rabiosa y desesperada por la independencia, y las feministas, que confunden el mensaje de su lucha política con el odio hacia los hombres…

¿Crees que esta idea de los políticos, y de personajes que luchan por ideales políticos, se aproxime a la realidad? ¿Qué te parece su forma de actuar en la novela?

Temas de debate: ¡Matadme! – 3


¡Matadme!Bienvenid@s de nuevo, seguimos con el Club de Lectura de ¡Matadme!.
Me gustaría ahora hurgar un poco en las heridas que se van abriendo a lo largo de la novela, en los puntos más polémicos.

Todos los personajes que vamos descubriendo en este cacao coral, tienen algo que ver con nuestro presente y con nuestra sociedad.

Empezamos por el quiropráctico: técnicamente no es un médico, es verdad, pero es alguien que trabaja por la salud de sus pacientes, por su bienestar. En esta novela ve que tiene la ocasión de usar su técnica para matar a alguien.

Creo que esto tiene algo que ver con los actuales temas éticos. La eutanasia, sin ir más lejos: la libertad de elegir cómo y cuándo morir. La medicina, ciencia al servicio de la vida, tendría también que incluir la posibilidad de elegir una muerte digna. La vida es tal porque tiene un fin, y un ser adulto que se encuentre en determinadas circunstancias, tendría que poder decidir sobre su muerte. Es lo que se plantea también el protagonista de ¡Matadme!.

¿O no? ¿Qué opináis al respecto?