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Portada de la novela «¡Matadme!» de Valerio Cruciani.
Estimadas amigas, queridos amigos:
El próximo diciembre mi novela ¡Matadme! desaparecerá del mercado español y ya no será posible adquirirla. He decidido volver a apropiarme de los derechos del libro para, quizás, darle nueva vida en Italia o para quemarla en una hoguera.
Hasta esa fecha podéis conseguir ¡Matadme! en formato ebook y papel en Amazon y muchas otras tiendas online.
Una reflexión es obligatoria. Esta fue mi primera novela escrita directamente en español y representa mi prima experiencia de publicación con una editorial. Recuerdo la emoción que me invadió cuando me llamó Lengua de Trapo para decirme que querían leer el manuscrito entero y cuando, al cabo de pocas semanas, recibí también la llamada de Click Ediciones (sello de Planeta) para que la publicara con ellos.
Tenía 31 años, no tenía ninguna experiencia y mi ilusión se disparó tanto que no sabía qué hacer. No tenía a ningún agente a mi lado. Pedí consejo a una amiga conocedora de este mundillo. Lengua de Trapo tenía a su favor el hecho de ser una editorial interesante, bien colocada en el mercado español, con espíritu independiente. Click tenía por su parte el hecho de pertenecer al grupo editorial más grande de España y uno de los principales del mundo y la idea, que me parecía genial entonces, de publicar solo en ebook a precios muy bajos.
Elegí Click. Al cabo de unos meses, cuando realicé que las ventas estaban por los suelos -aunque ¡Matadme! tuvo bastante éxito al principio y suscitó interés-, que salían copias piratas por todos lados y que a nadie le interesaba de verdad el ebook, me arrepentí. Pero ya era tarde. Al no encontrar ya otras editoriales tradicionales interesadas en mis trabajos, decidí seguir publicando con Planeta. Era eso, o dejar de publicar y de escribir.
¿Qué significa todo esto? Primero, que escribir no significa necesariamente publicar, y que a veces es mejor guardarse un manuscrito en el cajón antes de regalárselo al primer editor. Segundo, que no hay que confiar en los grandes sellos porque sí, ni mucho menos en las novedades tecnológicas. El libro es algo que tiene su historia y su vida peculiar, el lector quiere la relación con el objeto de papel y hay que respetarlo. La tecnología cansa ya, y ahora mismo nunca me plantearía volver a repetir esta experiencia (aunque sigo siendo favorable a la existencia y a las posibilidades ofrecidas por el ebook).
Las grandes editoriales no son mejores por ser grandes, así como las pequeñas no son más serias y fiables por ser pequeñas. Cada una es una historia, cada editorial es un mundo aparte y ninguna te garantiza el éxito, ni la promoción adecuada, ni la distribución ni el alcance de público y crítica que cada uno sueña. Cada libro que se edita es una apuesta, tienes que moverte mucho por tu cuenta y desear que pase algo, creerlo.
Claro, tienes que sacar buenos libros, aunque, si hablamos de ventas, con «buenos» no me refiero a la calidad literaria, no necesariamente. Tu libro tiene que ser apreciado por el lector, eso es. ¡Matadme! tuvo algunas criticas excelentes y algunas malas o «ni fu ni fa». Volveré a leerlo a distancia de siete años, a ver qué me suscita. Sin duda fue una provocación, un experimento (pásame la idea). Lo curioso fue que la escribí creyendo hacer algo muy comercial, y quizás la idea de fondo lo era. Pero no soy un autor de bestsellers, tengo que aceptarlo. El escasísimo éxito de mis novelas en España lo demuestra.
Tampoco he llegado a ser un autor reconocido y pequeño, con su nicho de lectores y críticos. Pero la culpa es mía, no es del público, ni del editor ni de la piratería (bueno, un poco sí): quizás no haya alcanzado ese nivel de manejo de la prosa en español que tengo en italiano, quizás mi búsqueda haya tenido un carácter indeciso, poco marcado, quizás me haya movido en una zona gris entre el deseo de vender mucho y ser amado y leído por un gran público, y el otro de querer ser considerado un autor de «culto» (pásame también esta palabra), pequeño pero con grandes ideas y páginas, intelectual, novedoso y no sé qué más.
El tema es que no podía y no quería dejar de escribir y saqué otras tres novelas, todas publicadas por Click. Intenté enviar los manuscritos a otros editores españoles, pero nunca recibí respuesta, menos en un caso (negativa y brevemente razonada). Así que me dije eso de «mejor con Planeta que en mi cajón».
No sé, puede ser. Iba buscando mi camino y quería intentarlo. Lo intenté, y de eso no me arrepiento, puedo fallecer en paz. Me hubiera gustado tener, eso sí, un número mínimo de lectores suficiente no para ganar dinero, por supuesto, pero sí para entablar una amistad y un diálogo con ellos, para aprender más sobre mí mismo y mi proceso creativo. Eso sí que habría sido mi recompensa a tanto esfuerzo y tanto trabajo, a tantas esperanzas.
Ahora he vuelto a escribir en italiano. A raíz de mi experiencia en España estoy escribiendo de una manera completamente diferente, otros temas, otra investigación, otro idioma y otro yo. A ver qué pasa.
Como ves intento ser honesto contigo, lector. Por eso cuando digo «si quieres leer mi novela» no estoy pidiendo ninguna limosna, no espero hacerme millonario en un par de meses ni venderte alguna moto. Lo que te pido es que, si eres mínimamente curioso, leas mi novela antes de que desaparezca, en el formato que prefieras, y que me digas si ha merecido la pena o no.
Gracias,
Valerio Cruciani.